
La tarea de dirección es una tarea a menudo incomprendida y difícil de llevar a cabo, ya que al ser un puesto de trabajo bastante solitario a veces el personal directivo le pueden faltar algunas herramientas para llevar a cabo este trabajo con eficiencia.
Resulta complicado trabajar sin tener un objetivo claro, un para qué hacemos lo que hacemos, qué finalidad tienen los esfuerzos que hacemos en nuestro día a día, ya que vivimos rodeados de un mar de tareas, imprevistos, urgencias y temas que requieren la nuestra atención inmediata.
El trabajo por objetivos puede ser una herramienta para llevar a cabo este trabajo con una buena visión a corto, medio y largo plazo.
El hecho de trabajar con un objetivo en mente nos ayuda a no perder la atención sobre lo que estamos trabajando, a focalizar, por lo que esto hace que sea más fácil poder concentrarse y mejorar el trabajo y la organización interna para poder hacer lo necesario para conseguirlo.
La mayor dificultad que podemos encontrar para trabajar por objetivos es el hecho de saber concretarlos, que elegimos, como el temporizado, pero a la vez nos da como ventaja el hecho de poder ir evaluando de forma cuantitativa la consecución de los mismos. Es decir si tenemos un objetivo a trabajar durante todo el curso nos podemos ir marcando pequeños indicadores de evaluación durante el año para ver qué nivel de consecución estamos consiguiendo y así poder hacer las rectificaciones necesarias para conseguirlo.
Por lo tanto, a la hora de trabajar el tener objetivos reflexionados, claros y medibles, aunque representa un esfuerzo de reflexión al inicio del proceso es una herramienta que nos ayuda a poder alcanzar de manera más eficientes los desafíos de nuestro trabajo.
Maria Burgués
Jefa de Estudios