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Maria Burgués

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La tarea de dirección es una tarea a menudo incomprendida y difícil de llevar a cabo, ya que al ser un puesto de trabajo bastante solitario a veces al personal directivo le pueden faltar algunas herramientas para llevar a cabo este trabajo con eficiencia.

Resulta complicado trabajar sin tener un objetivo claro, uno para qué hacemos lo que hacemos, qué finalidad tienen los esfuerzos que hacemos en nuestro día a día, puesto que vivimos rodeados de un mar de tareas, imprevistos, urgencias y temas que requieren nuestra atención inmediata.
El trabajo por objetivos puede ser una herramienta para realizar este trabajo con una buena visión a corto, medio y largo plazo.

 

El hecho de trabajar con un objetivo en mente nos ayuda a no perder la atención sobre lo que estamos trabajando, a focalizar, por lo que esto hace que sea más fácil poder concentrarse y mejorar el trabajo y la organización interna para poder hacer lo necesario para conseguirlo.
La mayor dificultad que podemos encontrar para trabajar por objetivos es saber concretarlos, qué escogemos, como lo temporarizamos, pero a la vez nos da como ventaja el poder ir evaluando de manera cuantitativa la consecución de los mismos. Es decir, si tenemos un objetivo a trabajar durante todo el curso, nos podemos ir marcando pequeños indicadores de evaluación durante el año para ver qué nivel de consecución estamos consiguiendo y así poder hacer las rectificaciones necesarias para conseguirlo.
Por tanto, a la hora de trabajar el hecho de tener objetivos reflexionados, claros y medibles, aunque representa un esfuerzo de reflexión al inicio del proceso es una herramienta que nos ayuda a poder alcanzar de forma más eficientes los desafíos de nuestro trabajo.

 

 

Maria Burgués
Jefe de Estudios

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